Tuve la fortuna de ser invitado por mi amigo y comisionado de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), licenciado Alejandro del Mazo Maza, a una misión que organizó en conjunto con la Marina de México -representada por el Capitán Guerra, Alfonso Aguirre de GESI, Roberto Chávez y Erick Higuera de Pelagios AC, entre otras distinguidas personalidades, con la finalidad de que Germán Soler y Wendy Strahm representantes de la UNSECO evaluaran si las islas Revillagigedo cumplían con la condición para ser declaradas como Patrimonio de la Humanidad.
El archipiélago de Revillagigedo, o islas Revillagigedo, es un grupo de islas en el océano Pacífico. Forman parte del estado mexicano de Colima y se localizan entre 720 y 970 km al oeste de Manzanillo.
El 6 de junio de 1994 las islas son declaradas Área Natural Protegida mediante un decreto que culmina los esfuerzos emprendidos para lograr la protección del archipiélago, relevante tanto por su gran riqueza biológica e importancia geológica como por su ubicación, ya que amplía la zona económica exclusiva de México. Las islas fueron declaradas, como «Archipiélago de Revillagigedo», Reserva de la Biosfera el 15 de noviembre de 2008, integrada por cuatro áreas —isla Socorro, isla Clarión, isla San Benedicto e isla Roca Partida— así como de su respectivo territorio marino.
La expedición comenzó en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde abordamos un avión de la Marina que nos llevaría rumbo a isla Socorro, trayecto que nos tomaría tres horas de vuelo.
Aun que ya había tenido la oportunidad de viajar a las islas Revillagigedo, nunca lo hice en avión por lo cual tuve oportunidad de ver los impresionantes paisajes desde otra perspectiva.
Al llegar a isla Socorro tuve la oportunidad de platicar con el Dr. Alfonso Aguirre, de GECI (Grupo de Ecología y Conservación de Islas, AC), quien me platicó sobre el gran esfuerzo que hace su ONG por erradicar especies invasoras en las islas. Incluso, me dijo que en esta isla, en particular, se eliminó una plaga de borregos que unos americanos trajeron muchos años atrás y que estaban acabando con toda la vegetación en la isla; también me contó que ahora están erradicando una plaga de gatos que también fueron introducidos hace tiempo, sólo que, a diferencia de los borregos que eran el sometidos por un francotirador, con los felinos es un poco más complicada su erradicación, ya que primero los tienen que sorprender con trampas y una vez capturados les ponen dos inyecciones: una que los duerme y otra que acaba con sus vidas.
Después de un largo día, revisamos agenda y preparamos todo para salir al día siguiente a conocer las maravillas del mundo subacuático en las islas Revillagigedo.
Desde muy temprano nos embarcamos en el buque Sonora donde nos alojaron en cómodos camarotes y, luego de instalarnos, nos dirigimos a punta Tosca a realizar el primer buceo de calentamiento, el cual fue muy agradable y tuvimos la oportunidad de ver varias especies de peces, un par de mantas, tiburones punta blanca de arrecife y un tiburón tigre.
Después de este buceo nos fuimos a cabo Pearce en donde realizamos dos buceos fenomenales: una escuela de delfines con dos delfinatos se acercó y uno macho muy grande vino directo a mi cámara hasta que hicimos contacto con el ojo, una experiencia única. También tuvimos la oportunidad de interactuar con varias mantas gigantes que pasaban a que los peces ángel clarión las limpiaran y nos dimos cuenta de que también les gustaba la sensación que causaban las burbujas que exhalaban los buzos en sus vientres.
Después de un gran día de buceo disfrutamos de una deliciosa cena y nos fuimos a descansar.
El segundo día amanecimos en la isla San Benedicto, la cual es un volcán que emergió del mar y se puede apreciar el cráter en su totalidad, así como las laderas con lava seca en forma de rocas. Esta isla tiene dos puntos famosos de buceo: uno es el cañón que es un buen sitio para tener encuentros con tiburones martillo y el otro el boiler que es bueno para tener interacción con mantas gigantes.
Buceamos primero el cañón, pero los tiburones martillo no hicieron su aparición; aún así vimos varios punta blanca de arrecife, morenas, langostas y una gran variedad de peces. Para el segundo y tercer buceo fuimos al boiler en donde literalmente nos atascamos de manta, estuvimos por más de una hora con varias de ellas que no dejaban de jugar con nosotros; se paraban de frente a la cámara, por abajo por arriba, a los lados, fue algo muy hermoso, literalmente un baile entre las mantas y los buzos.
Cabe resaltar que vimos también varios tiburones punta blanca de arrecifes, morenas, langostas y una cantidad infinita de peces.
Al término de estos fascinantes buceos regresamos a nuestra base, el Buque Sonora de la Marina de México, en donde cenamos muy a gusto en compañía de todos los integrantes de la misión y nos fuimos a descansar ansiosos de que amaneciera al día siguiente.
Por la mañana amanecimos en la isla Roca Partida, esta es la más pequeña de las cuatro islas, que en realidad es la punta de un pináculo de piedra formado por un volcán que mide aproximadamente unos 50 metros de largo por unos 15 de alto. Este es un gran punto de buceo en el cual tuvimos la oportunidad de bucear con varias escuelas de peces, vimos más de cuatro especies de tiburones y algunas mantas. Aquí los buceos fueron igual de espectaculares que los días anteriores, lo cual nos dejó muy contentos y satisfechos.
Estos tres días de buceo fueron una experiencia única. Haber tenido la oportunidad de convivir en un buque de la Marina con los capitanes y marineros que protegen nuestras aguas nacionales me dio una perspectiva diferente del buceo, empezando por el gran tamaño de la embarcación, los protocolos de seguridad, los códigos que maneja la Marina, el acceso a las embarcaciones para entrar al agua y algunas otras cosas. Fue una experiencia única que espero poder repetir un día de estos.
El último día de la expedición desembarcamos en isla Socorro con la finalidad de subir al pico más alto de la isla el cual esta a 1,130 metros sobre el nivel del mar, mismo que es el volcán Everman, para ver el estado de la flora y la fauna que habitan en la zona. El trayecto de 13 kilómetros a la cima del volcán nos tomó cerca de cuatro horas; primero nos transportaron hasta donde las camionetas podían subir y de ahí seguimos a pie hasta llegar a la cumbre.
A lo largo de camino vimos cangrejos, pericos, varias especies de aves y algunas lagartijas en medio de la selva, justo antes de llegar hasta arriba, cruzamos por una zona de fumarolas activas, fosas de lodo y agua hirviendo en la que brotaba su contenido, y al llegar al punto más alto nos encontramos ¡con una vista hermosa! en la que pudimos disfrutar del paisaje que nos brindaba la isla.
Al día siguiente, por la mañana, la mayoría del grupo regresó a la ciudad de México y yo me quedé junto con Erick Higuera a esperar cada quien los barcos que vendrían con nosotros y con los que yo empezaré una nueva expedición de buceo con mis compañeros y amigos de Dive Encounters.
En mi siguiente intervención les contaré lo que siguió a este viaje.
Gerardo del Villar
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