Expedición Alaska, En busca del "Tiburón
Salmón"
En esta ocasión mi amor por los tiburones y la
constante búsqueda por fotografiar tiburones al rededor del mundo, nos llevó a
una cabaña en medio de la nada en Alaska, la cual se encontraba en una bahía
llamada "Port Fidalgo" a 4 horas de navegación de un pueblo pesquero
llamado Valdés.
El objetivo de esta expedición era fotografiar
al "Tiburón Salmón" una especie muy rara y que muy poca gente el
mundo han tenido la oportunidad de ver y más interactuar con el bajo el agua,
lo cual le daba un toque de emoción especial a este viaje.
Después de pasar la noche a plena luz de día,
ya que en este lugar las noches duran 2 horas, nos levantamos muy temprano a
desayunar y al terminar abordamos el bote en busca de los tiburones, al llegar
al sitio donde se encontraban los tiburones, cual fue nuestra sorpresa, había
más de 30 aletas en la superficie, las cuales daban vueltas en círculos, lo que
se me hizo raro, y más raro se me hizo que atraían a los tiburones con un
arenque atado a la línea de una caña de pescar y con cómo regularmente se
atraen a los tiburones con aceite y viseras de algún pescado, por lo que
pregunte que por qué lo hacían así y me comentaron que estos tiburones a
diferencia de otros se les atrae por la vista no por el olfato. Estuvimos
tratado por un buen rato pero resultaron ser uña especie muy tímida, que solo
se puede ver dos horas al día y la visibilidad no era nada buena, todo
esto hacia a el tiburón salmón una especie difícil de fotografiar, después de
insistir por un buen rato logramos interactuar por escasos minutos con dos de
ellos y sacar algunas imágenes, más no se pudo lograr la foto que venía a
buscar, la cual esperaba lograr en los días que venían.
El tercer día seguimos la misma rutina y fuimos
a buscar a los tiburones, pero o sorpresa que todas las aletas que vimos el día
anterior no estaban más en la superficie, estuvimos buscando por 4 horas y
nada, parecía como si el día anterior se hubieran espantado, este día
regresamos a la cabaña con la moral un poco baja, más consientes de lo difícil
que es fotografiar a esta especie de
tiburón que no más de 50 personas en el mundo lo han visto bajo el agua,
lo cual nos ayudaba junto a mantenernos optimistas y más con la agradable
compañía de nuestros amigos que vinieron a la expedición.
El cuarto día nuevamente nos levantamos e
hicimos lo mismo de los días anteriores y al llegar al sitio de los tiburones,
estos seguían sin aparecer, estuvimos un rato y nada, el guía comentó que había
que regresar y yo le pedí que esperáramos más, después de una larga espera
apareció la aleta de uno, el cual no quería comer, pero después de mostrar la
carnada por un tiempo, por fin hubo oportunidad de entrar a el agua, este fue
un encuentro que no duró más de 10 segundos, el tiburón pasó un poco lejos de
mi cámara y con la mala visibilidad no logre tomar la foto que buscaba. Al
salir del agua reflexione de lo difícil que es encontrar animales es su habita
natural y más estas especies de las cuales se conoce muy poco.
Los días anteriores habíamos tenido oportunidad
de fotografiar águilas, un oso y otros animales por las tardes, por lo que todo
el grupo decidimos ir a otro lugar en donde tuvimos la oportunidad de
fotografiar, ballenas jorobadas, orcas, lobos marinos y hasta nadamos en un
pedazo de hielo que se desprendió del glaciar, todo esto hizo del quinto día,
un día muy especial y emociónate, mas sin embargo me seguía faltando la foto
que venía a buscar y solo me quedaba un día por delante.
El último día es sol salió y parecía que todo
iba caminar bien, no había viento y todos estábamos muy emocionados, salimos al
mar y los tiburones tardaron en salir, logramos sujetar a uno y un grupo que
venía de americanos tuvo un muy buen encuentro, luego entramos al agua nosotros
pero el TIBURON se fue. Seguimos esperando hasta que llegó otro, este último
solo paso dos veces, y no estuvo con nosotros por más de 20 segundos, esta era
mi oportunidad de regresar a casa con la foto que tanto buscaba, y en le
momento que vi que el tiburón hizo por la carnada no dude ningún segundo en
colocar mi cámara frente a él y dispararla como si fuera una ametralladora, no
estaba muy seguro de haber logrado la foto que quería por qué todo fue muy
rápido y el tiburón después de ese momento desapareció, lo cual me dio tiempo
para mirar la pantalla de mi cámara y ahí estaban sus ojos azules y su
mandíbula color salmón con sus finos y afilados dientes tal y como lo
estaba buscando, lo que me lleno de alegría y agradecimiento con la naturaleza
por permitirme capturar este momento.
Al terminar el día todos compartimos imágenes y
recordamos lo vivido esta gran semana.
Quiero agradecer especialmente a todos mis
amigos que me acompañaron en esta expedición, a Gonzalo Idarraga, Fernanda
Mijangos, Delhy Segura, Antonio Pastrana y Roberto Fuentes quienes hicieron
posible esta magnífica expedición.
Gracias y hasta la próxima
Gerardo del Villar
Gerardo del Villar
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