lunes, 1 de agosto de 2016

Expedición Alaska, En busca del "Tiburón Salmón"

Expedición Alaska, En busca del "Tiburón Salmón"

En esta ocasión mi amor por los tiburones y la constante búsqueda por fotografiar tiburones al rededor del mundo, nos llevó a una cabaña en medio de la nada en Alaska, la cual se encontraba en una bahía llamada "Port Fidalgo" a 4 horas de navegación de un pueblo pesquero llamado Valdés.




El objetivo de esta expedición era fotografiar al "Tiburón Salmón" una especie muy rara y que muy poca gente el mundo han tenido la oportunidad de ver y más interactuar con el bajo el agua, lo cual le daba un toque de emoción especial a este viaje.


El primer día llevamos a la cabaña, la cual  se encontraba a pie del mar rodeada de bosque y gigantes montañas llenas de nieve, en donde una ves instalados comenzamos a preparar el equipo de buceo y las cámaras para el primer día, esta noche nos fuimos a dormir muy emocionados, pero a la ves con una gran incógnita de qué sucedería al día siguiente.




Después de pasar la noche a plena luz de día, ya que en este lugar las noches duran 2 horas, nos levantamos muy temprano a desayunar y al terminar abordamos el bote en busca de los tiburones, al llegar al sitio donde se encontraban los tiburones, cual fue nuestra sorpresa, había más de 30 aletas en la superficie, las cuales daban vueltas en círculos, lo que se me hizo raro, y más raro se me hizo que atraían a los tiburones con un arenque atado a la línea de una caña de pescar y con cómo regularmente se atraen a los tiburones con aceite y viseras de algún pescado, por lo que pregunte que por qué lo hacían así y me comentaron que estos tiburones a diferencia de otros se les atrae por la vista no por el olfato. Estuvimos tratado por un buen rato pero resultaron ser uña especie muy tímida, que solo se puede ver dos horas al día  y la visibilidad no era nada buena, todo esto hacia a el tiburón salmón una especie difícil de fotografiar, después de insistir por un buen rato logramos interactuar por escasos minutos con dos de ellos y sacar algunas imágenes, más no se pudo lograr la foto que venía a buscar, la cual esperaba lograr en los días que venían.


El tercer día seguimos la misma rutina y fuimos a buscar a los tiburones, pero o sorpresa que todas las aletas que vimos el día anterior no estaban más en la superficie, estuvimos buscando por 4 horas y nada, parecía como si el día anterior se hubieran espantado, este día regresamos a la cabaña con la moral un poco baja, más consientes de lo difícil que es fotografiar a esta especie de  tiburón que no más de 50 personas en el mundo lo han visto bajo el agua, lo cual nos ayudaba junto a mantenernos optimistas y más con la agradable compañía de nuestros amigos que vinieron a la expedición.






El cuarto día nuevamente nos levantamos e hicimos lo mismo de los días anteriores y al llegar al sitio de los tiburones, estos seguían sin aparecer, estuvimos un rato y nada, el guía comentó que había que regresar y yo le pedí que esperáramos más, después de una larga espera apareció la aleta de uno, el cual no quería comer, pero después de mostrar la carnada por un tiempo, por fin hubo oportunidad de entrar a el agua, este fue un encuentro que no duró más de 10 segundos, el tiburón pasó un poco lejos de mi cámara y con la mala visibilidad no logre tomar la foto que buscaba. Al salir del agua reflexione de lo difícil que es encontrar animales es su habita natural y más estas especies de las cuales se conoce muy poco.



Los días anteriores habíamos tenido oportunidad de fotografiar águilas, un oso y otros animales por las tardes, por lo que todo el grupo decidimos ir a otro lugar en donde tuvimos la oportunidad de fotografiar, ballenas jorobadas, orcas, lobos marinos y hasta nadamos en un pedazo de hielo que se desprendió del glaciar, todo esto hizo del quinto día, un día muy especial y emociónate, mas sin embargo me seguía faltando la foto que venía a buscar y solo me quedaba un día por delante.








El último día es sol salió y parecía que todo iba caminar bien, no había viento y todos estábamos muy emocionados, salimos al mar y los tiburones tardaron en salir, logramos sujetar a uno y un grupo que venía de americanos tuvo un muy buen encuentro, luego entramos al agua nosotros pero el TIBURON se fue. Seguimos esperando hasta que llegó otro, este último solo paso dos veces, y no estuvo con nosotros por más de 20 segundos, esta era mi oportunidad de regresar a casa con la foto que tanto buscaba, y en le momento que vi que el tiburón hizo por la carnada no dude ningún segundo en colocar mi cámara frente a él y dispararla como si fuera una ametralladora, no estaba muy seguro de haber logrado la foto que quería por qué todo fue muy rápido y el tiburón después de ese momento desapareció, lo cual me dio tiempo para mirar la pantalla de mi cámara y ahí estaban sus ojos azules y su mandíbula  color salmón con sus finos y afilados dientes tal y como lo estaba buscando, lo que me lleno de alegría y agradecimiento con la naturaleza por permitirme capturar este momento.



Al terminar el día todos compartimos imágenes y recordamos lo vivido esta gran semana.

Quiero agradecer especialmente a todos mis amigos que me acompañaron en esta expedición, a Gonzalo Idarraga, Fernanda Mijangos, Delhy Segura, Antonio Pastrana y Roberto Fuentes quienes hicieron posible esta magnífica expedición.


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